miércoles, 21 de mayo de 2008

"...pues disparen cabrones.." Fátima Monterrosa, agurerrida y luchadora



“…pues disparen cabrones…”

Fátima Monterrosa, aguerrida y luchadora

Por Tony Guillén Albores

Conozco a la chiapaneca Fátima Monterrosa desde 1994 y desde entonces y hasta ahora es: aguerrida y luchadora.

Tiene algo muy importante que es la base del periodista: preguntar y preguntar y pregunta sin pena, temores ni complejos, algo que no debemos olvidar y que olvidamos o que extrañamente “nos quitan” esa capacidad.

Con el levantamiento armado del EZLN, en1994, muchos fuimos los periodistas que entramos a la selva, por diferentes caminos y veredas, a tiempo y destiempo, unos más experimentados que otros, y, como es normal, en la selva entran todos, anarquistas y reformistas, de derechas y de izquierdas, progres y de siglos pasados, espías y contra-espías, literalmente de todo.

En el goteo de los días, formamos un equipo de trabajo que por ratos éramos menos y por ratos más, pero el compacto del grupo estaba integrado por Fátima Monterrosa, Daniel Pensamiento (a la postre su marido), Fredy Martín Pérez, Tony Guillén, Rafa Victorio, Juan Davich, Juan Balboa, alguno que otro reportero nacional y extranjero, etc, se me escapan los nombres y apellidos.

Hicimos de cuartel de información la casa de Fredy Martín Pérez, en Comitán, Chiapas.

Fátima figuraba entre el grupo y de otros grupos, porque siempre quería estar cerca de las noticias, de esas que pueden marcar la diferencia, no sólo de las declaraciones sino de los hechos, de eso que se ve y que la gente aprecia más que mil palabras y mil opiniones políticas.

Entre algunas anécdotas que recuerdo con ella y con otros compañeros de medios hay tres momentos claves:

1.-Tras la “limpia” que hizo El Ejército Mexicano del primer Aguascalientes de Guadalupe Tepeyac, muy cerca del poblado-cuartel La Realidad, caminábamos muy campantes observando los restos destruidos del sitio. De pronto, a nuestras espaldas y a discreción, se acercaba con rapidez un comando de vehículos artillados y a pie de la Sedena para pedirnos nos retiráramos del lugar, sin dejarnos de apuntar. La primera en reaccionar fue justamente Fátima que dijo: “….pues disparen cabrones….”

2.-Muy cerca de Comitán, la Sedena instaló un campamento. Algunos periodistas observamos un día, desde una distancia prudente, que iban y venían extrañas bolsas negras de plástico, sujetadas de ambos lados por soldados extremadamente fornidos y, la mayoría, de piel negra, eran como Marines americanos, muy distintos a nuestros soldados más menuditos y morenos. Fátima fue una de las primeras en dar a conocer ese hecho contundente, lo que provocó que desapareciera dicho cuartel y dicha actividad, lo que obviamente no quería decir que dejara de pasar lo que estaba pasando, es decir, que estaban trasladando cuerpos sin vida de soldados caídos o de zapatistas abatidos o igual eran civiles muertos en el fuego cruzado.

3.-Un día de febrero de 1995, en el hospital de Comitán, vimos entrar a un grupo de soldados de la Sedena con lágrimas contenidas y otros más sin poder ocultar el llanto. Los militares no sabían que les mirábamos, quizás por que estaban un poco cegados por el coraje y el miedo de estar perdiendo a un compañero de tropa, que presumíamos era un Coronel de apellido Monterola o Manterola, quien habría sufrido un disparo del calibre 22 en la parte frontal de la cabeza, apenas a centímetros de su caso protector, disparo de un presuntamente miliciano zapatista, en la comunidad Nuevo Momón. Fátima dio a conocer la noticia con una gran capacidad descriptiva, observando el hecho desde una cabina telefónica, muy cerca del hospital, quizás a escasos diez metros o menos.

De aquellos días a la fecha, Fátima es ahora o desde hace mucho, una gran periodista, de una madurez intelectual perfectamente curtida de varias fuentes de información y nutrida también de andar siguiendo noticias en diversos estados del país y de América Latina.

En la Ciudad de México, como ocurre en otras grandes ciudades del mundo, Fátima tuvo que abrirse camino en medio de los típicos muros históricos de los nombres y apellidos de periodistas y de empresas de comunicación que parece que por algún impuesto “especial” o pacto con Dios se merecen el exclusivo reconocimiento de todo.

Me atrevo a decir que Fátima ha sido y es de las que le ofrece al medio para que el que trabaja ese plus extra: que hace al medio no que el medio la hace.

Otra cosa que demuestra Fátima es que entre más lejos del poder, más libre se puede ser y más se puede preguntar.

Orgulloso estoy de estar entre las amistades de Fátima, pero más orgullosos deben sentirse sus hijos Emiliano y Sebastián, por ese gran reconocimiento publico como los es un Premio Nacional de Periodismo. Daniel Pensamiento, su marido, otro gran periodista, también debe estar muy orgulloso.


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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y cuanto te pago por la nota??

Anónimo dijo...

Hay amigo, aprende a leer. Esta no es una nota. Se expresa claramente el sentido de la misma, y con sustentos. No se trata de exaltar vagamente a una persona como lo hacen los gobernandes y sus perros, no, es todo lo contrario.
Nèstor